Aquel 5 a 0, hace 30 años, que la selección de Colombia le estampó a la orgullosa Selección que dirigía por entonces Alfio Basile tuvo el efecto de una bomba que estalló en el alma y corazón del fútbol argentino.
En el anochecer del domingo 5 de septiembre de 1993 y en la última fecha de las eliminatorias para el Mundial de 1994 en los Estados Unidos, un estadio Monumental repleto e incrédulo aplaudió de pie la bella y rotunda exhibición de los colombianos y abucheó en simultáneo, la hecatombe de un equipo que había ganado dos Copas América (Chile 1991 y Ecuador 1993) y sostenía una serie invicta de 31 partidos oficiales que recién el año pasado batió la selección campeona del mundo de Lionel Scaloni.
Fue tal la conmoción que provocó semejante goleada (0-5) que durante una semana casi que el país no habló de otro tema. El lunes 6 a la noche, la revista El Gráfico sacó a la venta una edición histórica: con una tapa de fondo negro y la palabra “Vergüenza” impresa en letras amarillas y chillonas, trató de expresar el estupor y la bronca popular por la derrota, todavía la más grande de todos los tiempos en condición de local.
En el colmo del oportunismo, el martes por la noche Bernardo Neustadt dejó por una noche de lado el rentable lobby de la política y la economía y en su programa Tiempo Nuevo por Telefé le aplicó un golpe bajo a Sergio Goycochea, el arquero de la goleada: lo enfrentó con José Francisco Sanfillippo, el mítico goleador de San Lorenzo, quien lejos de ponerse del lado de “Goyco” se transformó en un áspero fiscal de su actuación: “Pibe, usted se comió todos los amagues” le espetó Sanfilippo al arquero.
Los señalamientos fueron tan crueles que Carlos Bilardo, quien estaba en su casa viendo el programa, se tomó un taxi hasta el canal, entró sin permiso al estudio y se sentó a la mesa a defender a Goycochea, quien tres años antes había sido el héroe del Mundial de Italia.
Mucho tiempo después, Basile contó que, avergonzado y humillado por la goleada, quiso renunciar al llegar al vestuario. Pero Julio Grondona lo contuvo a su manera. “Vos me armaste este despelote y ahora, vos me lo arreglás”, le dijo el presidente de la AFA. Pero le marcó la cancha: le ordenó que Maradona sí o sí debía volver para el repechaje y que salvo a Ruggeri, tenía que cambiar toda la defensa. El 0-5 tuvo consecuencias. Una historia que nadie quisiera recordar pero que nadie puede olvidar.
Fuente: Página 12
