La tradición británica nos regala todos los años partidos de fútbol cuando en el mundo todavía persiste la resaca de la Navidad. Esto se debe a una costumbre que tomó la Premier League y que data de la época victoriana, llamada Boxing Day, que se traduce en cada uno de los 26 de diciembre de cada año con estadios llenos y la pelota rodando.
El famoso Boxing Day tiene sus orígenes en la edad antigua, cuando las clases nobles regalaban, un día después de la Navidad, cajas con regalos o con sobrante de las comidas de la noche anterior para sus empleados, como una muestra de agradecimiento. Esa tradición se trasladó en el tiempo y se instaló tanto en Gran Bretaña como en países colonizados por los británicos.
Inglaterra, por supuesto, es uno de los más arraigados a esa costumbre. Al día de hoy, la tradición fue mutando. El 26 de diciembre es ahora un día relacionado al consumismo, en el que comienzan las rebajas de invierno, y al deporte. Especialmente al fútbol, que a su vez tiene un recuerdo especial de esa fecha. Dicen en Inglaterra que el primer partido de la historia de ese deporte se jugó también post Navidad.
Hasta 1957, el fútbol inglés ocupaba el 25 de diciembre para jugar algunos partidos. A partir de ese año, la tradición se movió de día y se acopló al Boxing Day. ¿La razón? Problemas en las comunicaciones en una jornada en la que, por ejemplo, el subte no ofrece servicio, aconsejaron llevar los partidos al día 26. Desde entonces, los estadios se llenan en ese día especial.
La FA organiza el calendario y le pone gran atención a la jornada que se disputa post Papá Noel. Los partidos del 26 no pueden ser entre dos equipos con grandes distancias por recorrer, para que nadie deje de pasar la Noche Buena con sus familias.