Dos atletas. Dos medallas de oro. Una misma distancia. Un mismo día. Un 7 de agosto de 1932 y de 1948 ocurrieron dos de las grandes gestas del atletismo y del deporte argentino.
En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 Juan Carlos Zabala consiguió la medalla dorada en la prueba madre, la maratón. El Ñandú Criollo lideró la prueba desde el comienzo, pero luego fue relevado por el finés Vertainen (que abandonó) y el británico Duncan McLeod Wright (finalmente cuarto). A los 37 kilómetros, Zabalita recuperó la punta y ya no la dejaría más cruzando la meta en 2:31:36.
Dieciséis años después, en los Juegos de Londres 1948, otro argentino triunfó en la maratón olímpica. Al ingresar al estadio de Wembley, Delfo Cabrera quebró la resistencia del belga Ettiene Gally y logró su memorable victoria con un tiempo de 2:34:52
Por eso, en honor a ambos enormes fondistas, en Argentina se celebra cada 7 de agosto el Día del Maratonista.