
Cuenta la leyenda, que en nuestro país hubo una vez un entrenador de básquetbol que comenzó a traducir del inglés al castellano un libro sobre el juego fuera de sus horarios de trabajo, en un banco, sin conocer el idioma, con un diccionario y en letra manuscrita, lo hizo solo con el objetivo de ayudar a capacitar a sus colegas.
Hubo otro que convenció a los políticos de la época de que Argentina podía ser campeón del mundo. Años más adelante cientos de ellos difundían este deporte por todo el país y buscaban capacitarse de diversas formas, viajando, juntándose, polemizando.
Hacia fines de los años 70 y principios de los 80, hubo uno que redobló la apuesta: pensó que ser entrenador podía ser una profesión y que debíamos crear una liga profesional emulando a los mejores países del mundo.
Una liga que permitiera que todos creciéramos enfocándonos en ayudar a que nuestros jugadores fueran mejores. Dicen que ese mismo entrenador fue el primero en pagar la cuota de los entrenadores profesionales antes que fuera obligatoria y tuvieron que avisarle que retirara su dinero porque aún nadie más la había pagado. La referencia histórica que cita la página de la Asociación de técnicos en básquetbol de la República Argentina habla de la historia de los entrenadores, pero en especial la de León Najnudel.
Desde 1973 los técnicos de básquet argentinos tienen su día de celebración oficial como el 22 de abril, día en que falleció Najnudel, a los 57 años, víctima de una leucemia. Por lo que brindó y aportó, León es el más reconocido y recordado de los entrenadores. Fue director técnico de la Selección Argentina, de Ferrocarril Oeste, Sport Club, Boca Juniors, Racing Club y CAI Zaragoza, fue quien ideó la Liga Nacional de Básquet, cuna de la gloriosa Generación Dorada.